Chamonix
One Run
Para ser sinceros, Chamonix no es precisamente conocida por sus rutas ciclistas y, con los múltiples parques de ciclismo estupendamente preparados que tiene muy cerquita, como Les Gets o Pila, es fácil imaginar por qué.
El valle de Chamonix es escarpado, técnico a más no poder y ofrece sobre todo recorridos en bici en los parajes naturales de su amplia red de rutas de senderismo, que parece presentar unas oportunidades ilimitadas. Pero, para el ciclista aventurero al que le gustan los terrenos expuestos rodeados de gigantes alpinos, es absolutamente emocionante.
Por aquí se dan momentos mágicos en muchos lugares, donde la magnitud del paisaje es imponente y el terreno es... digamos que interesante. Estás totalmente enfocado, al 100 %, tomando líneas por jardines de rocas que apenas deberían ser viables y, en general, resulta bastante arduo llegar a esos lugares. Para ir a por esos momentos, emprendes una larga caminata con la bici a cuestas o dedicas largos días en bici a llegar hasta ahí. Yo no paraba de pensar: ojalá pudiera cumplir el sueño de conectar una línea natural que fuera desde las cumbres de las crestas rocosas a más de 3000 m y bajara hasta la ciudad, en un descenso natural, fluido pero técnico. Así que decidimos hacer realidad ese sueño, por lo menos en una película...
Dediqué un tiempo a recopilar una lista de mis rincones favoritos de todo el valle para recorrer con la bici y empezamos a ver cómo encadenarlos todos. Era claramente una excusa más para explorar este valle tan increíble que para mí es mi hogar, pero también era un reto creativo que fluyera bien desde las crestas rocosas pasando por los glaciares helados hasta los bosques, para finalmente terminar en la ciudad con una cerveza.
Nuestro punto de partida es una proeza nada fácil: subir el Mont Buet (3096 m) cargando con mi bici de enduro a los hombros durante un total de 2000 m de escalada por terrenos rocosos, todo para poder disfrutar de esa vista perfecta del amanecer con todo el macizo del Mont Blanc, pero mereció la pena, ya lo creo. Siempre me ha atraído recorrer en bici lugares que quizá no debería, así que surcar el Glaciar del Tour era demasiado bonito para ser verdad, ¡y me sorprendió el buen agarre que ofrecía el hielo! Las crestas espectaculares son algo que nunca falta por aquí, y conectaban naturalmente las grandes montañas con los bosques densos y cerrados, donde las rutas pueden ser muy muy técnicas. Por suerte, llevaba las gafas de sol Julbo Edge con lentes Reactiv, que cambian según la luminosidad, y eso facilita muchísimo la entrada en la oscuridad del bosque a gran velocidad. Mientras que en la mayor parte de las carreras alpinas puedes encontrar caminos, en Chamonix es más probable encontrar subidas y bajadas en zigzag con una inclinación de 180 grados, pero cuando le pillas el tranquillo la sensación es alucinante.
Quizá algún día consigamos crear esta ruta de verdad, pero mientras tanto espero que disfrutéis de estos 2 minutos de paraíso enduro en alta montaña, porque nosotros nos lo hemos pasado pipa grabándolo.
Aaron Rolph es un aventurero y fotógrafo británico basado en los Alpes. Fundó British Adventure Collective y está especializado en esquí de foqueo y expediciones en bicicleta por todo el mundo.
Redactado por @aaronrolph
Una producción @britishadventurecollective grabada y editada por @lukejarmey